80% hetero, 20% curioso

Anoche crucé una nueva línea. Me agarré a dos weones en la misma noche. Más de una vez me agarré más de una mina la misma noche, pero dos hombres jamás. A veces me dan ganas de hacer esas cosas. No soy gay, eso lo puedo asegurar. A mis casi 30 años tengo claro que me gustan en general las mujeres y en particular algunos hombres. De mí no es mucho lo que necesitan saber. Buen colegio tradicional. Buena carrera. Buena universidad. Buena familia. Buen hijo. Buen hermano. Buen amigo. Buen pololo.

Este blog nace por dos razones: la primera, creo que no soy el único así y faltan espacios para expresarse. Los homosexuales tienen sus páginas, sus fiestas, su “ambiente”; los heterosexuales también (que quede claro que no tengo nada contra los gays… quiero que se casen, adopten y tengan la oportunidad de ser tan miserables como muchos matrimonios heteros). Nosotros no podemos decir abiertamente nuestra condición. ¿Acaso alguna mujer volvería a salir con un tipo si sabe que también le gusta el pico?

La segunda, menos altruista, es sacarme todo lo que no hablaría ni con un psicólogo. Acá iré contando mis experiencias. Una a una. Las pasadas, las presentes y las que están por venir. Sin filtro pero sin intención de transformar esto en una página de relatos eróticos (y menos en un 50 sombras que harto softcore es). Mi secreto será expuesto, los invito a comentar y contarme el suyo.

Volvamos a anoche.Todo soltero respetable sabe que los jueves son las mejores noches para salir. Antes, tal vez sea necesario aclarar que hace unos meses terminé con mi polola y volví a “estas pistas”. Por culiado que sea no me la cagaría con un weón. Lo he hecho, pero me he arrepentido. Anoche. Fui a una fiesta de esas masivas que hacen menos tortuoso el verano trabajando y tomé unas piscolas de más. Entonces, mis hormonas se activaron y al ver que nada bueno traía la noche empecé a mandar mensajes a mis conocidos. Conocidos es la palabra más precisa para definir esa categoría, no son desconocidos pero tampoco amigos,por tanto menos tira amigos, y jamás caseros (la regla número uno es no repetir muy seguido, no transformar lo esporádico en habitual). Contactos que de vez en cuando me quitan las ganas. Contactos que pronto les contaré cómo he ido conociendo, pero todos con la misma doble vida que uno, ninguno declarado y todos bisexuales. NN con nombres falsos guardados en mi celular: Pedro, Juan y Diego. Como Pedro no contestaba, le escribí a Juan. Y después a Diego. En 20 minutos, estaba camino a la casa de Juan. Una piscola y a lo nuestro. Camino a mi casa, Diego llama y me dice que me espera en mi casa. No sé si fueron las piscolas, el tiempo desde la última vez o simplemente la calentura lo que me hicieron subirlo y dejarlo a dormir.

En la mañana en la oficina pensaba que no puedo ser el único (así que ustedes caballeros, reflexionen sobre sus preferencias y ustedes señoritas piensen bien con quién están al lado). Somos más de los que imaginan. Acá les iré contando de los que he conocido hasta ahora: casados, solteros, famosos, políticos, empresarios, abogados, ingenieros, rubios, morenos, peludos y lampiños… hasta papás de amigos felizmente casados. Todos hombres, todos bisexuales. Y al menos yo, un compadre muy normal-dentro-de-la-norma: lector, viajador, pichanguero, sano… y un poco curioso.

Así llegamos a hoy y esta idea de blog que hace mucho tiempo venía rondando en mi cabeza, desde que partí en estas andanzas hace unos tantos años atrás. Pero eso quedará para el próximo posteo, cuando vuelva del litoral.

HC

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